Por ya hace bastante tiempo, el ser humano, dentro de sus atribuciones y limitaciones a través de su corta existencia en este planeta y totalmente determinado y marcado por su “fascinante evolución” ha llegado a considerarse a sí mismo como un ser “evolucionado” y la especie predominante del planeta; dadas todas las circunstancias y momentos históricos, el hombre ha llegado a sentirse tan importante y “poderoso” que intenta convertirse a sí mismo en una deidad poderosa e inmortal mejor conocido como un dios.
Dentro de estos momentos de nuestra historia, siempre hemos intentado suplir muchas necesidades que hemos venido desarrollando y descubriendo a través de nuestro vivir cotidiano, muchas de ellas están solucionadas actualmente por máquinas y aparatos electrónicos que diariamente nos sorprenden cada vez más por su tamaño y mas por las cosas que pueden hacer. Muchos de estos aparatos y máquinas se encuentran es un nivel de complejidad tal, que se ha llegado a crear máquinas con una inteligencia artificial” simulando muy acertadamente el proceso cognitivo humano en varios aspectos; hemos podido crear máquinas con tantas características y comportamientos humanos que podría hacerse pasar por nuestro mejor amigo y ser parte esencial de nuestras vidas (un ejemplo de esto son las mascotas robóticas o el bien conocido tamagotchi).
Este tipo de máquinas o seres automatizados, actualmente, existen en el 80% o más de los objetos con los que interactuamos día a día, y cada uno de estos seres ha tomado gran importancia para nosotros ya que nos ha permitido acercarnos un poco más a satisfacer ese sentimiento de grandeza que habita en nosotros. Los autómatas pueden ser definidos como construcciones de algún tipo con la capacidad de moverse por sí mismas, no son afectados por la enfermedad o la muerte como los seres vivos y gozan de un “alma”; existen varios tipos de autómatas, algunos que son con funcionamiento básicamente mecánico y otros que ya poseen unas características programables dentro de un leguaje computacional o informático.
Pero los autómatas no solamente se encuentran entre nosotros para servirnos, dentro de una sociedad tan compleja como la de los humanos, “la vida” está completamente determinada por muchos aspectos normativos y legislativos existentes dentro de la organización social, aunque mucha gente no lo vea, estos aspectos, y muchas veces situaciones, han llegado a intervenir tanto los comportamientos y la “vida” del humano a tal forma que, no solo los autómatas están programados, sino también sus “programadores”. El simple hecho de tener que seguir una rutina diaria de salir de casa al trabajo o al estudio, el hecho de comer a ciertas horas determinadas, siendo esclavos del tiempo y de la rutina y así esto se convierte casi en una auto-programación que, en teoría, nos convertiría en un “autómata biológico”, además teniendo en cuenta que el cuerpo humano, o en general de los seres vivos, tiene un comportamiento similar al de una máquina mecánica, pero en este caso una máquina biológica.
En conclusión la automatización no es un proceso que realicen solamente nuestras creaciones a quienes llamamos máquinas, sino que nosotros de por si somos unos autómatas, teniendo en cuenta que la definición los plantea como construcciones que pueden moverse por sí mismas y se guían o funcionan bajo un código o una programación, pero diferenciados por la posesión de un “alma”, haciéndonos pensar entonces, ¿En realidad que es el cuerpo y que es el alma?.
jueves, 6 de marzo de 2008
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